Dactilologías
October 15, 2015

Según el Diccionario de la Real Academia Española, dactilología significa «el arte de hablar con los dedos».
Todos los músicos -excepto aquellos cuya voz es su único instrumento-, tienen en los dedos su patrimonio divino: sin ellos no podrían transformar las partituras, ni expresar lo que conciben y sienten.
Viéndolos actuar, con la vista fija en los instrumentos, pareciera que esos dedos -pulgares, índices, anulares, mayores, meñiques-, estuvieran hablando a su manera. Como si la continua sucesión de las diferentes formas que adoptan durante la ejecución, -ya solitariamente, ya en dúo, trío o cuarteto dactilar-, fuera el eco de su figurada voz.
Amo la música. Ha sido y es esencial para mí; un verdadero alimento para mi persona. Fomenta mi espíritu, fortalece mi ánimo y me acompaña día a día. Sinceramente, no creo poder vivir sin ella; no concibo su ausencia.
En esta constante búsqueda que ha forjado mi existencia, he asistido a muchos conciertos y, como fotógrafo, no he querido limitarme sólo a escuchar. He pretendido, en cada disparo de mi cámara, atrapar y percibir cada vibrato, retratar y asir la textura y el pulso de cada tono. En mi -seguramente peregrino- anhelo, he buscado capturar no sólo la música, sino revelar sus pausas, sus silencios -música también-, en cada fotografía.
Y observándome al observar, percibí que mi búsqueda empezaba y acababa en ese punto, allí donde convergen artista y acorde: dedos y teclas, dedos y cuerdas, dedos y pistones, dedos y llaves, dedos y parches, siempre. Siempre dedos, moviéndose, hablando y callando.
Así nació este trabajo: pretendiendo perpetuar esos momentos, intentando congelar la presencia -o ausencia- del sonido. Formas humanas aferradas al instrumento, esculpiendo un todo, música e imagen. Desde esta singular perspectiva, pareciera que la experiencia sensorial se amplifica: el oído expande los acordes en nuestro interior, mientras se funde -y confunde- con la vista, fija ésta en el técnico movimiento de los dedos.
Ese preciso instante, produce en mí un estado emocional único e insuperable, transportándome y alcanzando en ese punto el encuentro con la esencia de la música; una suerte de caricia en el alma que recibo y que, con esta serie, modestamente intento transferir a los demás.
Sirva también este trabajo como homenaje a todos aquellos músicos que con sus manos, sus dedillos, flacos o membrudos, lozanos o envejecidos, ávidos o cansados, ejecutan los acordes y reposan en los silencios, transformando la partitura, revelando la melodía que, sin duda, no es fruto de simples y mecánicas órdenes cerebrales, sino que emerge desde lo más profundo del alma, emocionándonos y provocando su mejor sonido en los interiores -nuestros interiores-, que la abrigan.
Barcelona, 25 de agosto de 2014.
Exposición.
La Casa Elizalde, Barcelona.
Del 20 de octubre al 12 de noviembre de 2015


